miércoles, 4 de enero de 2012

Entrevista a Orlando Martín, por Joaquín Rocha.

Educar en y para una sexualidad responsable
Entrevista al Lic. Prof. Orlando Martín
por Joaquín Rocha 
Psicólogo especialista en Educación para la Comunicación
joacorocha05@yahoo.com.ar
 
Siendo uno de los pioneros de la Educación Sexual en nuestro país, ¿por qué cree que es importante la implementación de la Ley?
Toda ley encausa a la sociedad y la sustrae de la confusión y anarquiza. No sólo define un comportamiento social y político sino también educativo. La ley de educación Sexual Integral vino a sacarnos de la parálisis vivida mientras la realidad continuaba y los males avanzaban.
Esta ley implica desafíos y pone en el escenario dos actores: padres y docentes. Es una ley de derecho, no de obligación. Se enmarca en los Derechos Humanos y los Derechos del Niño y del Adolescente, en su derecho y necesidad de aprehender. La obligatoriedad, si se quiere, está dada desde el contexto de toda ley y desde una pedagogía centrada en el alumno.
Desde hace tiempo hemos venido sosteniendo con mi esposa Encarnación Madrid, la necesidad de una ley que sea base pare educar en y para una sexualidad responsable.
Leyendo la ley parecería que hace perder a la escuela su lugar "académico" para situarla en otro contexto.
Así es. La sitúa en el mundo de las emociones, de las convivencias y del aprendizaje social.
Cuando se introduce un tema diferente en una organización o en un sistema, éste se moviliza. La ley no está ajena a muchas resistencias. En otro tiempo las hemos sentido en carne propia. Por eso se hace necesario un tiempo de estudio, de reflexión y capacitación para evaluar el cómo y qué incluir en la educación sexual. No puede ser considerada ni un apéndice ni una asignatura más.
La Ley nos habla de "formar en relaciones interpersonales positivas". Para esto se hace necesario tener en cuenta la maduración psico-emocional y que los alumnos no son individuos pasivos en la construcción de sus aprendizajes.
Se refirió a un tiempo de estudio, reflexión y capacitación. ¿Esto supone que la escuela o, mejor dicho, los docentes no están preparados para asumir este desafío?
No digo que todos los docentes, pero sí en su gran mayoría. Hay que tener en cuenta que no fuimos preparados para estos desafíos en sexualidad y afectividad. Los docentes y los directivos tienen sus propias dificultades frente al tema de la sexualidad. He aquí un punto coyuntural: afrontar nuestra propia sexualidad, con sus claros y sus oscuros, cuando hemos sido educados en una represión victoriana.
Educar implica un compromiso personal para lo cual es imprescindible estar abiertos a una sincera y profunda capacitación ya que la mera resonancia "afectiva y emocional" y el voluntarierismo no basta para educar en sexualidad. Estamos viendo con alegría, desde Koinonia, nuestro centro de capacitación, que ya son muchos los docentes que se acercan a buscar formación e información a través de los cursos y talleres que ofrecemos. Esto está hablando que algo se ha empezado a movilizar.
En la actualidad el vínculo o la relación familia-escuela está viviendo una crisis. Implementar educación sexual en la escuela ¿no estaría marcando una brecha más profunda?
Todo lo contrario. Esto se plantea a manera de desafío superador del dilema entre padres y escuela. Es necesario relanzar un encuentro prospectivo y creador.
Siempre hemos destacado, junto a Chiqui (Encarnación Madrid), el carácter prioritario, tanto cronológico como valórico de la familia. Prioritario pero no exclusivo, ya que delega a la escuela la continuación, profundización y sistematización de los conocimientos y valores por ella dados. Debe existir una permanente comunicación y cooperación entre las dos.
Es incuestionable el derecho de la familia a la educación de sus hijos. Pero cuando no puede ejercerse o realizarse produce una profunda frustración y decepción. Para que esto no suceda, la familia debe estar, acompañar, contener, satisfacer las demandas de los hijos para que estos no emprendan una desenfrenada búsqueda de "distracciones" que alegren su existencia. Estar presente es fundamental para instalar una pedagogía del encuentro, del diálogo, de la contención y de la orientación.
Frente a esta realidad ¿Cuál sería el papel que debe asumir la escuela?
Debe quedar claro que desde siempre la escuela brinda un aporte subsidiario y fundamental en la educación de los niños y jóvenes. La ley señala lo imprescindible de la creación, por parte de la escuela, de espacios de formación para los padres y responsables. Nos encontramos ante un estupendo desafío. Esta es una tarea que supera a la misma escuela si no se tienen equipos de apoyo sólidos y competentes. Desde Koinonia hemos visto esta necesidad, por eso tenemos un equipo de profesionales que están abocados a la formación de docentes en cuanto a la realización de encuentros de capacitación y formación de padres. Nuestra idea es que alguien de "adentro" es más conocedor de la realidad que viven las familias e invita a los padres a un mayor compromiso que alguien que viene de "afuera". No queremos caer en la cultura del "toco y me voy". De esta manera, más allá de cumplir, enriquecer la información sobre la educación sexual se vincularía más estrechamente la familia y la escuela.
Por último. Uno de los grandes temas que, también, se pone en juego es la perspectiva de género…
Esto es otro de sus grandes aciertos que implica un desafío más. Hemos constatado, históricamente la lucha y dominación de los géneros.. Siempre hubo y, tal vez, todavía exista la subestimación de uno de ellos. El varón dominó a la mujer y la convirtió en el "sexo débil" hasta el advenimiento del feminismo. El nuevo posicionamiento de la mujer trae muchas consecuencias en sus elecciones, decisiones y proyecto de vida. Esto, también, incide en la identidad del varón, en su vida, en sus conductas y en la manera de afrontar su propio proyecto de vida. No se pueden, ya, presentar roles estereotipados y reductivos. Se debe asumir el compromiso para que los conceptos mujer y varón sean y estén de acuerdo a la realidad actual.
La escuela debe diseñar y planificar actividades de enriquecimiento y de reciprocidad de los géneros. Debemos combatir la mirada desvalorizante, de objeto, que nos muestra la sociedad, en general, sobre la mujer.
Como dijo Juan Pablo II debemos empezar a "escribir la historia" desde un modo menos unilateral. Esto vale para toda la Educación Sexual Integral.
Orlando Martín es Licenciado en Psicología y Doctor en Filosofía. Experto en Gestión y Planeamiento Institucional y fundador y director del Centro de Investigación y 0rientación Universitaria de la UADE, director y presidente del Centro de Capacitación, Investigación, Orientación y Consultaría Koinonia. Recientemente ha sido nombrado Coordinador general en el Postgrado de Educación de la sexualidad por la Facultad de Medicina Virtual de la Universidad de Buenos Aires


Fuente: http://www.san-pablo.com.ar/rol/?seccion=articulos&id=1595

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