lunes, 2 de enero de 2012

El Banquete o Del Amor. Platón.

“ Al principio, había tres clases de hombres, los dos sexos que subsisten aún, y un tercero compuesto de ambos. Este ha sido destruido y lo único que queda de él, es el hombre. Este animal formaba una clase particular, y se llamaba andrógino porque reunía el sexo masculino y femenino; pero ya no existe y su nombre es actualmente oprobioso. En segundo lugar, todos los hombres presentaban la forma redondeada, tenían los hombros y los costados en curva, cuatro brazos, cuatro piernas, dos rostros unidos a un cuello orbicular y perfectamente semejantes, una sola cabeza que contenían esos dos rostros opuestos el uno del otro, cuatro orejas, dos órganos de la generación, y lo demás en proporción análoga. Andaban derechos, como nosotros y sin necesidad de volverse para tomar el camino que le diese la gana. Sus cuerpos eran robustos y vigorosos; y su valor elevado, lo que les inspiró la audacia de subir hasta el cielo y combatir contra los dioses.
Júpiter examinó con los dioses el partido que había que tomar, el asunto no se presentaba sin dificultades, los dioses no querían aniquilar a los hombres como antes a los gigantes fulminándolos, porque entonces el culto y los sacrificios que los hombres le ofrecían habrían desaparecido; pero por otra parte, no podían tolerar semejante insolencia. En fin, después de largas reflexiones, Júpiter se expresó en los términos que siguen:"Creo haber encontrado dijo, un medio de conservar a los hombres y de tenerlos muy sujetos, éste medio consiste en disminuir sus fuerzas, los separaré en dos y así serán más débiles y tendremos además otra ventaja que será la de aumentar el número de los que nos sirven. Caminarán derechos, sostenidos sólo por dos piernas y si después de este castigo conservan su audacia impía y no quieren estarse quietos, los separaré de nuevo y se verán obligados andar sólo con un pie, como los que danzan sobre el odre en las fiestas de Baco". Después de esta declaración, el dios efectuó la separación que había dicho, y lo hizo de la misma manera que se cortan los huevos, dividiéndolos en partes iguales. Mandó luego a Apolo que curase las heridas y que colocase el rostro y la mitad del cuello del lado en que había hecho la separación, para que a la vista de estos castigos, fuesen más modestos. Hecha esta división cada mitad buscaba encontrarse con la que le correspondía y cuando ambas se encontraban, se abrazaban y se juntaban con todo ardor, con el deseo de recobrar su antigua unidad, en este abrazo perecían de hambre e inanición, no queriendo hacer nada uno sin otro. Cuando una de estas dos mitades perecía, la que subsistía buscaba otra, a la cual se unía de nuevo al azar, sin mirar si era una mitad de ser femenino completo (llamado hoy mujer) o era una mitad de hombre, y así la raza se iba extinguiendo. Zeus apiadado, concebió otro recurso, puso por delante los órganos de la generación que estaban detrás (hasta entonces se concebía, en efecto y se esparcía la semilla, no uno en otro, sino en tierra como las cigarras), haciendo así la concepción por la unión del macho y la hembra. Entonces si la unión se producía entre el hombre y la mujer, nacerían los hijos; pero si el macho se unía al macho, la sociedad los separaba pronto, de ahí proviene naturalmente el amor que tenemos unos por otros, nos devuelve a nuestra naturaleza primitiva, hace todo lo posible para reunir las dos mitades y por devolvernos a nuestra antigua perfección. Cada uno de nosotros no es pues, más que una mitad de hombre; esas mitades se buscan siempre. Los hombres que provienen de aquella separación de seres compuestos llamados andróginos, aman a las mujeres, y la mayoría de los adúlteros pertenecen a esta clase a los que pertenecen también las mujeres que aman a los hombres y violan las leyes del himeneo. Pero las mujeres que proceden de la separación de las mujeres primitivas no prestan gran atención a los hombres y se muestran más inclinadas a las mujeres; a esta especie pertenecen las tribadas. Del mismo modo, los hombres que provienen de la separación de los hombres primitivos, buscan el sexo masculino.
Cuando a alguno de ellos le ocurre encontrarse con su mitad, la simpatía, la amistad y el amor se apoderan de ambos de una manera tan maravillosa que no quieren separarse de ningún modo, ni aún por un minuto. La causa es que nuestra naturaleza primitiva era una y que formábamos un todo completo. Se da el nombre de amor al deseo y a la persecución de este antiguo estado. “

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